
Creo sinceramente, que a lo largo de nuestra vida, en algún momento hemos deseado ser otro, vivir la vida de otros o aparentar al menos que somos otros. He ahí quizás la raíz profunda de tradiciones como la cristiana del Carnaval o la anglosajona de Halloween. Luego están los travestismos, las despedidas de soltero/a temáticas, o ya pasando al mundo de los profesionales, los estafadores, que hacen de su apariencia ficticia una nueva identidad para engañar a otros con afán de lucro.
Pero, sinceramente, en el último post del año no me quiero poner para nada trascendente, sólo trataré de sorprender, de demostrar que esta costumbre de ser quien no somos, es más común de lo que pensamos, o tal vez sea que en el fondo somos tan complejos que queremos vivir varias vidas en una sola (aunque sea un valle de lágrimas, je, je, je). Yo también vivo detrás de una máscara, y me gusta ocultar mi verdadera identidad, o es que soy tan complejo que no soy capaz de conformarme con una sola máscara, y que mi verdadera cara oculta lo insondable de mi alma como Dorian Grey?…
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